En las guías actuales sobre cáncer de próstata, publicadas en diciembre de 2016, se ha aceptado (por fin) la situación de los datos internacionales y se ha dejado de recomendar el tratamiento curativo primario con braquiterapia para el cáncer de próstata (PSA > 10 ng/ml o Gleason > 7 o estadio tumoral >pT2).
Esto significa que Alemania también ha tenido en cuenta una evolución que se venía gestando desde 2004.
La aplicación transperineal de implantes con yodo-125, con una dosis de radiación de 145 Gy, o paladio-103, con una dosis de radiación de 125 Gy, se ha extendido rápidamente desde mediados de los años 90, primero en Estados Unidos, pero luego también en Europa y Alemania. La reintroducción del método se debe al nuevo desarrollo de programas informáticos para la inserción dirigida según un plan de implantación, así como a la mejora del examen ecográfico transrectal. Hasta 2004, los resultados publicados también eran comparables con la «prostatectomía radical».
20 años después de la introducción de la braquiterapia para el cáncer de próstata, todavía no existe ningún estudio controlado aleatorio sobre sus efectos terapéuticos en comparación con la prostatectomía radical, la radioterapia percutánea y/o frente a la «espera vigilante» o la «vigilancia activa». Por lo tanto, no se pueden hacer afirmaciones fiables sobre las ventajas o desventajas o sobre la equivalencia de este procedimiento en comparación con otras opciones terapéuticas.
Este hecho contrasta con las afirmaciones rotundas de los brillantes folletos de algunos institutos de radioterapia.
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